Hoy quiero compartir un poco de mí, y por supuesto, hablar de Beti Goxo, la cafetería que se ha convertido en un pilar fundamental de mi vida.

Desde que tengo memoria, siempre anhelé dirigir un negocio donde pudiera ofrecer y compartir el cálido aroma y la sensación de pertenencia de una gran familia. Después de todo, todos formamos parte de una familia y crecemos con el deseo de mantener esos lazos.

Para mí, vivir implica experimentar, aprender y compartir mi tiempo con los clientes, lo cual es la esencia misma de ofrecer un servicio único y diferenciado en Beti Goxo.

Aquí, las palabras se funden con los aromas para dar la bienvenida a cada persona que cruza nuestras puertas. Me llena de gratitud cada vez que alguien prueba una de nuestras especialidades y exclama:  «Es la primera de muchas visitas que haré aquí».

Es la magia de los churros y el chocolate especial de Beti Goxo, un clásico infalible que nunca decepciona.

Recuerdo con especial cariño el día en que incorporamos la línea de helados y los batidos artesanos, ¡son tan deliciosos!

Muchos de nuestros clientes nos lo recuerdan a diario con alegría. Creo firmemente en el valor del trabajo bien hecho; la voluntad y la disciplina aplicadas al servicio convierten a una cafetería en un espacio de encuentro y conexión entre las personas.

Los recuerdos, el placer y los aromas que se entrelazan con los sabores de los momentos compartidos son imborrables en nuestra memoria. Y Beti Goxo lo sabe.

El sueño que albergaba desde mi infancia se ha convertido en una realidad aquí, en Astigarraga. Estoy profundamente agradecida por poder seguir ofreciendo mis productos y mi manera de ser a cada persona que visita Beti Goxo.

Acércate por la mañana a degustar nuestro exquisito café con un bizcocho artesanal. Y poco después, al mediodía, te invitamos a que pruebes nuestros menús y la carta especial de la casa.